Los líquidos de un vehículo permiten que todos los elementos del mismo funcionen en su rango óptimo de rendimiento, bien sea por fluidez o por mantener la temperatura adecuada. Esta es la labor del líquido refrigerante del coche, al mismo tiempo, del anticongelante. Aunque sean componentes distintos, normalmente van juntos y los líquidos refrigerantes suelen completarse con anticongelantes.
El motor de un coche necesita trabajar en un cierto rango de temperatura para hacerlo de manera óptima y, al igual que tienen a alcanzar los grados más altos del termómetro mientras funciona, en invierno puede aquejar la bajada del mercurio, al igual que otras piezas del coche pueden igualmente sufrir el frío. Es aquí donde entra el líquido anticongelante, que se encarga de que la mecánica del coche no se congele a temperaturas excesivamente gélidas.
Estos líquidos deben estar siempre en su justa medida y nunca bajar de una cantidad mismo. Es importante asegurarse de que los depósitos de tanto el refrigerante como el anticongelante están llenos y que no hay ningún tipo de fuga en el circuito, que es totalmente estanco. Se aconseja sustituir el anticongelante (al igual que el refrigerante) cada al menos 40.000 kilómetros, para rellenar el depósito con nuevo líquido y contrarrestar la pérdida de propiedades del viejo.
Además, es aconsejable igualmente ir revisando de manera periódica si hay fugas en el circuito, prestando también atención al suelo cuando saquemos el coche de su estacionamiento, y acudir inmediatamente al taller si detectamos una fuga.
Piezas corroídas
Las consecuencias de un coche que circula sin anticongelante empezarán por una pérdida de eficiencia del motor durante el funcionamiento, ya que no podrá mantener la temperatura óptima para entregar el máximo de su capacidad. Las partes móviles se verán también afectadas, ya que el líquido anticongelante evita que aparezca corrosión y óxido al proteger el motor y sus piezas adyacentes de las bajas temperaturas.
Es también importante sustituir el anticongelante cuando pasa el tiempo porque va perdiendo sus propiedades anticorrosivas y, por lo tanto, expone el motor del coche a las bajas temperaturas. Cambiar el líquido en un taller nos puede costar entre 30 y 50 euros, una operación que en casa solo nos costaría el precio del líquido, que ronda los 10 euros como máximo.
Source: Coches