Vie. Nov 15th, 2024

A principios del otoño pasado, BMW puso a la venta la segunda generación de su Serie 4 Gran Coupé, una berlina de estilo clásico cuya línea se acerca a la de un coupé, como su propio nombre indica, para conformar una elegantísima carrocería.

La nueva evolución gana en tamaño y prestancia, en este caso gracias a unos acertados cambios estéticos que lo convierten, en nuestra opinión, en uno de los modelos más atractivos del mercado.

La impronta de BMW es plenamente visible, sobre todo gracias a los sobredimensionados “riñones” del frontal, ahora en formato vertical. Lástima que la placa de la matrícula tenga que estar ahí, porque rompe un poco la “magia” del diseño.

Al final de la prueba obtuvimos un consumo medio de 5,6 litros a los 100 km, cifra altamente interesante teniendo en cuenta también las buenas prestaciones del coche

El perfil, como hemos apuntado, es el rasgo que más lo caracteriza, con una leve y continuada inclinación posterior que lo diferencia de las más tradicionales formas del Serie 3. También destacan, cómo no, las salidas de aire laterales en forma de “branquia”, mientras que por detrás son las estilizadas ópticas y el gran portón los elementos protagonistas.

La silueta de este Serie 4 Gran Coupé 420d no compromete el espacio interior detrás, que es amplio gracias los 5,3 cm más de altura del coche y los 4,8 que crece en distancia entre ejes, pero sí tiene la ligera contrapartida de que las puertas traseras (sin marco, como las delanteras) son algo más pequeñas de lo habitual en una berlina.

En cuanto al maletero, el portón es de apertura automática y el volumen disponible llega a los 470 litros, 30 más que el Serie 4 Coupé y tan solo 10 menos que el Serie 3.

La unidad de prueba contaba con el acabado M Sport, que da mucho más carácter al conjunto y que se hace notar, por ejemplo, en las más generosas tomas de aire delanteras, en las llantas deportivas (de 18 pulgadas de serie, 19 opcionalmente), en los paragolpes y el discreto alerón trasero, así como las inserciones “M” que lo identifican.

Calidad que se palpa

En el habitáculo también hay detalles deportivos, con molduras en aluminio y elementos metálicos repartidos en diferentes puntos, que se entremezclan con acabados en piel que conforman un ambiente muy vistoso, de gran calidad.

Los asientos, también de diseño deportivo, recogen bien el cuerpo, y la tapicería de cuero de esta unidad aporta un plus de elegancia al interior. El volante, muy grueso, cuenta también con el emblema “M” y detrás de este encontramos un cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas que ofrece una completísima información al conductor.

A la derecha, en la misma línea visual, está la pantalla táctil multimedia con el sistema operativo 7.0 de BMW. Aunque tiene multitud de funciones (hay que dedicar tiempo para sacar el máximo jugo), la interfaz es intuitiva y la respuesta muy rápida, de modo que no se tarda demasiado en llegar a donde queremos. En el túnel central, junto a la pequeña palanca que gestiona el cambio automático, hay un mando giratorio y varios botones que sirven también para manejar el sistema de infoentretenimiento y para seleccionar los modos de conducción.

Y llegamos al apartado mecánico. En una época en la que los coches diésel han perdido popularidad, BMW apuesta por un bloque de cuatro cilindros y 2 litros de cubicaje que desarrolla 190 esplendorosos caballos, y lo completa con un sistema eléctrico de 48 voltios que ayuda al propulsor en diferentes momentos. Además, esta tecnología de hibridación ligera permite catalogar a este BMW con la etiqueta Eco de la DGT.

Hablamos de una mecánica que, además de cumplir con la normativa Euro 6 sobre emisiones, genera solo 126 gr/km de CO2, 24 menos que la versión 420i de gasolina, por ejemplo.

Al volante

Una de las cosas que más nos ha destacado de esta versión 420d es lo poco que se percibe el ruido del motor en el interior, incluso en frío. Grandísimo el trabajo realizado por BMW con la insonorización, porque desde fuera, sobre todo en parado, el rumor típico de los motores diésel está ahí.

En marcha notamos muchísima suavidad de funcionamiento en todas las condiciones, acompañado de un exquisito cambio automático de ocho velocidades que también se puede gestionar mediante las levas situadas en el volante. El motor tiene un par máximo de 400 Nm y el empuje se hace notar desde bajo régimen, pero es bastante elástico para ser un diésel.

Este modelo cuenta con tres modos de conducción principales: Eco Pro, Comfort y Sport, si bien tanto el primero como el último se pueden configurar en distintos apartados tanto para mejorar la eficiencia como para optimizar la dinámica.

El consumo homologado por BMW en el 420d es de 4,8 a 5,4 litros de gasóleo a los 100 km. Nosotros, con el modo Eco Pro activado, hemos podido rodar a ritmos constantes con 5,2 litros de gasto a los 100 km, indudablemente gracias a la intervención del sistema eléctrico en distintas fases.

Al final del test, con un 75% de uso en carretera y poniendo a prueba tanto el motor como los diferentes modos de conducción, obtuvimos un consumo medio de 5,6 litros a los 100 km, que nos parece altamente interesante teniendo en cuenta también las buenas prestaciones del coche. Si a esto le añadimos que el depósito de combustible es de 59 litros, es viable superar de largo los 1.000 km de autonomía.

En cuanto al comportamiento, el sabor deportivo de BMW está totalmente presente en este Serie 4 Gran Coupé, que recordemos es de tracción trasera, y la versión M Sport lo acrecienta con una dirección más directa, una suspensión firme y un comportamiento muy noble en general, sumamente confortable en autopista.

El precio… hasta donde se quiera llegar

El BMW Serie 4 Gran Coupé 420d es un coche premium y, para serlo, su precio de partida de 52.650 euros es interesante, pero tiene un equipamiento de serie que no va mucho más allá de lo esencial. La versión probada, M Sport, totalmente recomendable por lo que aporta en estética y dinámica, ya sube hasta los 55.248 euros y sigue en un nivel admisible, siempre teniendo en cuenta la categoría de la que estamos hablando.

Pero si recurrimos a los elementos opcionales, como es el caso de la unidad sometida a prueba, la cosa cambia bastante: el precioso color verde “Sanremo” tiene un sobreprecio de 1.214 euros; las llantas de 19 pulgadas, 1.124 euros; los asientos de cuero, 1.716 euros; el paquete Innovation (que incluye luces láser, cuadro digital Live Cockpit professional y un completo surtido de asistentes de conducción), 4.416 euros; y el techo solar practicable, 1.420 euros, todo lo cual incrementa la factura en casi 10.000 euros. En esto, claro, cada cual y cada presupuesto tiene su límite.

FICHA TÉCNICA

Motor: diésel.

Potencia (kW/CV): 140/190.

Cambio: automático, 8 velocidades.

Largo (mm): 4.783.

Ancho (mm): 1.852.

Alto (mm): 1.442.

Maletero (litros): 470.

Velocidad máxima (km/h): 235.

De 0 a 100 km/h (seg.): 7,3.

Consumo medio (l/100 km): 4,8.

Emisiones CO2 (gr/km): 126.

Precio (euros): 52.650 euros.


Source: Coches

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por admin