Vie. Nov 15th, 2024

El sistema de admisión de un vehículo está formado por varias piezas que deben trabajar a la perfección, ya que gracias a todo este mecanismo se inyecta la mezcla justa de aire y combustible en el motor para el que el coche funcione. Una de las piezas que forman este conjunto es la mariposa de admisión y cumple funciones muy específicas dependiendo del tipo de motor en el que esté instalada.

En el caso de los motores de gasolina, la mariposa se encarga de regular el flujo de aire que entra a los cilindros para la combustión, encargándose de que la mezcla entre oxígeno y combustible sea siempre la necesaria. Cuando se trata de motores de diésel, la mariposa se ocupa de controlar la recirculación de los gases de escape. Tanto en uno como en otro supuesto, su labor es esencial para cuidar la vida útil del motor.

Pero esta misma labor es la que puede provocar averías y fallos en la mariposa de admisión. Cualquier tipo de daño o desperfecto en esta pieza repercutirá inmediatamente en el rendimiento del motor y menoscabará la vida útil del vehículo, por lo que es importante estar atento a los síntomas.

Hay dos grandes averías que pueden mermar el funcionamiento de la mariposa. La primera es que la válvula se quede completamente abierta por el desgaste y la segunda es que, por la suciedad acumulada, se acabe bloqueando. En ambos casos, los síntomas que se notarán será una pérdida de potencia o tirones del motor, que incluso puede llegar a no arrancar si la entrada de aire está completamente cegada.

Igualmente, si el ralentí es inestable o el motor se revoluciona demasiado al pisar el acelerador, es probable que también nos encontremos ante un fallo en a mariposa. Si el problema viene de una obstrucción, la válvula se puede limpiar comprando productos específicos y si está dañada, se puede sustituir por un precio bastante ajustado.


Source: Coches

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por admin