Como ha indicado S&P Global, por culpa de los aranceles se dejarán de vender más de un millón de coches al año en Estados Unidos con caídas de hasta el 10%.
La situación entre los fabricantes es de lo más complicada. Conservar el negocio tras los aranceles se va a reflejar enseguida en una significativa perdida de los beneficios y como única vía deberían subir el precio de los coches que no es una buena solución.
Es el camino que parece van a tomar marcas tan exclusivas como Ferrari o Porsche que ya se están replanteando sus políticas en este mercado. Se manejan incrementos del 10% en el precio final de sus apreciados deportivos como ha señalado la firma italiana que el año pasado vendió en EEUU casi 3.500 unidades.
El resto de las marcas premium europeas que operan en el mercado estadounidense (las alemanas principalmente) ya están dejando de mandar coches y quieren eliminar aquellos modelos que son menos rentables.
Jaguar Land Rover, por ejemplo, ha cancelado todos los envíos a ese mercado a sabiendas que esa puede ser la puntilla a la delicada situación que atraviesa la firma británica.
Las más saneadas Audi, BMW o Mercedes igualmente están reteniendo sus coches en los puertos y avisan de importantes pérdidas. El grupo Stellantis, por su parte, ha detenido la producción en sus factorías de Canada y México y todos los indicadores anuncian que el caos está cada vez más cerca.
Source: Coches