Con una trayectoria de más de 70 años en el mercado, poco o más se puede decir de la carta de presentación de un todoterreno icónico que ha sabido convencer durante todo este tiempo, y en sus distintas generaciones, a quien se ha puesto a sus mandos y necesitaba algo más que un coche al uso.
El último modelo que acaba de ser puesto a la venta estamos seguros que seguirá siendo así. La firma japonesa no ha reparado en gastos para conservar y perfeccionar sus aclamados valores, como el comportamiento tan eficaz en los recorridos off-road, y añadir las soluciones más acordes con los tiempos que corren.
Y lo han hecho en todas las direcciones. De entrada, su diseño tan diferenciador y particular es uno de sus aspectos más destacables. Mucho más “cuadrado” que antes, los volúmenes principales o los voladizos están perfectamente calculados para causar sensación entre el tráfico de igual manera que lo hacen los 4,92 metros que mide de largo o los 1,98 metros de ancho.
Se añaden ópticas de ledes matriciales, apertura independiente por mando eléctrico para la luneta posterior, llantas de 20 pulgadas, generosos y marcados pasos de ruedas y un largo etcétera que culmina con la desaparición de la característica rueda de repuesto colgada del portón trasero.
Si accedemos a su interior, sus importantes cotas exteriores más esas formas cuadradas que hemos destacado dan lugar a un señor habitáculo con capacidad para siete pasajeros (la configuración de asientos que se vende en España) y un maletero enorme.
Superior en los recorridos off road
Pero los valores tan notables del Land Cruiser no terminan aquí. Toyota ha prestado mucha atención en dotarle de los equipamientos tecnológicos de última hornada al incorporar pantallas digitales para la instrumentación y el infoentretenimiento (de 12,3 pulgadas) conectividad Apple CarPlay y Android Auto, un variado repertorio de mandos en el volante o distintas imágenes de la cámara que monta. Eso no implica que hayan prescindido de algunos mandos físicos, como por ejemplo los de la climatización, que se agradecen y mucho.
Con respecto a la terminación o a la calidad de los materiales empleados huelga decir que el todoterreno nipón es una auténtica referencia. Los ajustes son milimétricos y los ruidos brillan por su ausencia (se han empleado para lograr este objetivo innovadores tipos de materiales aislantes) y eso es mucho decir en un coche de sus características. Por tanto, un sobresaliente en este sentido.
En marcha, el Land Cruiser quiere conservar su identidad y fiabilidad. ¿Cómo? Pues a través de un motor turbodiesel (has leído bien) de cuatro cilindros, 2.8 litros y 204 caballos de potencia.
Tenemos que confesar que nos ha encantado volver a experimentar el ronroneo tan característico de este tipo de mecánicas que, más o menos verdes, en este caso concreto es la solución mecánica idónea para sortear los obstáculos más terribles que nos podamos encontrar cuando abandonamos el asfalto y nos adentramos en el campo.
En este apartado, no falta un cambio automático de ocho relaciones, una reductora, o un afinado sistema denominado Multi-Terrain Select que nos va a permitir elegir entre distintos modos de conducción para que, con tan solo seleccionar la posición correspondiente en el mando giratorio, campar a nuestras anchas por muy retorcido o escarpado que sea el camino.
Faltaría todavía enumerar la presencia de los bloqueos en el tren delantero o en el trasero más tres novedades como son la estabilizadora delantera desacoplable, la nueva dirección con asistencia eléctrica o el control de crucero específico para circular por el campo.
Más eficaz sobre asfalto
Ni que decir tiene que todo este arsenal de accesorios le hacen ser todavía más todoterreno que nunca si alguien pudiera pensar que el modelo al que sustituye era imbatible en estas lides. Aún así, Toyota no se ha conformado con mejorar sus capacidades off road.
El caso es que esta generación sobre asfalto da un importante paso adelante en términos de confort, agilidad, confianza y aplomo en el paso por curva. Eso es indiscutible como hemos comprobado en nuestra prueba.
Ahora su conducción, en gran parte por la dirección eléctrica, se disfruta más. Como es lógico, ni su peso ni su tamaño invitan a desmelenarse en un trazado repleto de curvas, pero si causa una grata sensación al volante en aquellos recorridos más convencionales en un uso diario o familiar.
Por lo que concierne a sus precios, el Land Cruiser parte desde los 85.450 euros para las versiones VX y, como novedad, acaba de ser desvelado por la filial de la marca en España lo que cuesta el acabado superior VX-L que alcanza los 95.000 euros.
Decir que para nuestra primera prueba hemos utilizado la serie especial de lanzamiento First Edition que, característica por los faros circulares delanteros o la pintura bitono de la carrocería, ya ha sido vendida en su totalidad.
Source: Coches