Japón tiene una tradición automovilística muy importante. Categorías como la Súper Fórmula Japonesa o el Super GT, donde han competido algunos de los pilotos más exitosos de España como Pedro de la Rosa o Roberto Merhi, demuestran la pasión nipona por los coches, ya sean de calle o de competición, y eso también se demuestra en los circuitos que se ubican en el país del Sol naciente, como Suzuka, donde se celebra el Gran Premio de Fórmula 1, el de Motegi, que forma parte cada año del calendario de MotoGP, o el de Fuji.
La pasión por los coches en Japón ha hecho que en el país cada día estén haciendo nuevos trucos, diseños, automóviles… e incluso trazados, y es que a los más míticos de la nación asiática hay que sumar uno de reciente construcción, pero que no es un circuito a la vieja usanza: el conocido Magarigawa Club ha sido obra de un multimillonario japonés que quería tener su propia pista de carreras.
La pista de carreras privada en la naturaleza de Japón
El lujoso Magariwa Club se encuentra en Minamiboso, en la prefactura de Chiba, y está completamente rodeado de un entorno natural increíble. Situado a unos 100 kilómetros de Tokio, a una hora en coche desde la megalópolis, tiene unas impresionantes vistas de la capital de Japón y del Monte Fuji, y es que este circuito privado es una de las grandes maravillas que cualquier amante del automovilismo puede visitar en el país.
Con una longitud de 3,5 kilómetros y una recta de 800 metros, su ‘layout’ tiene reminiscencias de algunos de los trazados más míticos de la historia, como la sección de Maggots y Becketts de Silverstone o la Parabólica de Monza. La pista ha sido diseñada por el equipo de Hermann Tilke, el arquitecto responsable de la gran mayoría de circuitos modernos de Fórmula 1, y cuenta con varias pendientes de hasta 20% y 16% de inclinación, así como todo tipo de curvas.
Una experiencia única en ‘paddock’ con todos los lujos
Pero quienes deseen probar sus coches superdeportivos en el Magarigawa Club no solo tendrán la oportunidad de exprimir al máximo los motores de sus automóviles, sino que también podrán vivir una experiencia de lujo: con un edificio de ‘boxes’ con capacidad para 36 vehículos, los propietarios podrán dejarles ahí una vez hayan completado sus tandas para posteriormente adentrarse en el impresionante ‘paddock’.
Con edificios que combina la arquitectura japonesa tradicional y contemporánea, el ‘paddock’ del Magarigawa Club cuenta con bar, restaurante, gimnasio, piscina de 25 metros, spa y baños termales naturales, mientras que en el exterior hay un patio infantil, un parque para perros y varias rutas de senderismo. Una experiencia lujosa para los dueños millonarios que quieran sentir la adrenalina del automovilismo.
Source: Coches