Aunque lo habitual cuando hablamos de vehículos híbridos enchufables es que el combustible que empleen sea gasolina, Mercedes-Benz lleva ya un tiempo nadando a contracorriente y ofreciendo modelos PHEV propulsados por diésel (también tiene PHEVs de gasolina). Este es precisamente el caso del GLC 300 de 4Matic probado esta semana, y estas son las razones que hacen de este un SUV diferenciarse respecto a su competencia.
Es híbrido enchufable, pero diésel
La gracia de esto es que sí, conseguimos la etiqueta medioambiental Cero en nuestro parabrisas, por lo que tenemos todas las ventajas que esto conlleva, pero, además, obtenemos el beneficio de los consumos menores al ser diésel el combustible que nos propulsa. De este modo, y a pesar de los 333 CV de potencia que tiene esta versión 300 de 4Matic del GLC, nosotros hemos promediado un consumo mixto de en torno a 6,7 – 7 l/100 km. Y otra cosa más que espectacular es su autonomía eléctrica, de nada menos que 128 kilómetros oficiales (95-100 km reales). Por el contrario, el nivel de ruido que emite el motor es algo superior al del GLC 300 e, que es el otro híbrido enchufable de gasolina que se ofrece para el modelo.
La calidad se nota… y se paga
Allá donde toques encontrarás materiales de primera calidad. La construcción de Mercedes-Benz puede haber pasado por un pequeño bache en los últimos tiempos, muy criticado en redes sociales y medios, pero parece que la marca se ha puesto las pilas en este aspecto. Cuero, aluminio, plásticos blandos, piel vuelta; el GLC se siente no sólo bien hecho, también sólido y robusto en marcha. Hasta la llave está a otro nivel comparada con las típicas llaves que suelen tener otras compañías; esta es de aluminio y plástico duro, y tiene un peso que la hace sentir un objeto de nivel. Ahora bien, todo esto tiene un coste, y el de este GLC 300 de 4Matic arranca concretamente en 77.777 euros. Al menos el número es fácil de recordar…
Un confort digno de la estrella de su capó
El GLC 300 de 4Matic no sólo es cómodo por sus asientos, altamente configurables eléctricamente, o por su espacio trasero, lo es cuando circula gracias a una suspensión con un tarado muy confortable sobre las imperfecciones o los baches. Y eso que la variante probada tenía el paquete deportivo AMG, que le da un punto más de firmeza a la suspensión, pero aún así el equilibrio logrado es bueno para un coche familiar de este corte. Lo que no nos convenció mucho fue el tacto de los frenos, el pedal es algo blando cuando se hace una frenada fuerte y, de hecho, tiende a hundirse mucho haciendo que sea una sensación un poco esponjosa si estás conduciendo de manera algo efusiva. Aunque tampoco es esto para lo que se ha creado este GLC, para ser honestos.
Es grande, y esto se nota en su amplitud
Con 4.716 milímetros de largo, 1.890 de ancho y 1.638 de alto, el GLC es un SUV que, sin ser gigantesco, sí está en el lado de los todocaminos grandes. Sus formas deportivas camuflan ligeramente el tamaño, pero en cuanto te adentras en su habitáculo es cuando cobra sentido todo. Las plazas delanteras son muy amplias y tienen una sensación de recogimiento lograda porque la consola central aísla bien a cada pasajero. En cuanto a las plazas traseras, aquí el espacio es realmente amplio para las piernas y para las cabezas, además de contar con un reposabrazos central y salidas de aire. El maletero, por su parte, pierde capacidad con respecto a las variantes de combustión, pues en el híbrido enchufable diésel se queda en 470 litros por los 600 de las versiones no enchufables. Una lástima.
Tecnología allá donde mires
Desde el cuadro de instrumentos digital de 12,3 pulgadas al ‘pantallón’ en disposición vertical que tiene en el centro del salpicadero, este de 11,9 pulgadas. El Mercedes-Benz GLC tiene tecnología punta por todos lados. Los asientos son eléctricos, pero es que es eléctrico hasta el ajuste del reposacabezas. Las luces LED matriciales van abriendo huecos de manera automática a los coches que pasan cuando llevamos las largas puestas, tenemos cámaras de altísima calidad en casi todos los ángulos del coche, podemos ver una vista 3D del vehículo para asegurarnos de lo que hay alrededor, cuenta con una pantalla específica para hacer uso de él offroad, dispone de sistema de reconocimiento de huella dactilar, comandos de voz, head-up display a color… Hay tanto con lo que trastear que conviene pararse un rato a investigarlo.
La nota final: 7,5/10
Tanto por su amplitud como por la tecnología, el confort, la excelente insonorización del habitáculo, el nivel de acabados y su espectacular autonomía eléctrica, el Mercedes-Benz GLC 300 de 4Matic se hace con un sólido 7,5 de nota. Le restan un precio algo elevado, un maletero con una capacidad mejorable para su tamaño, y un tacto de frenada algo extraño al mezclarse el freno regenerativo con la entrada de las pinzas y pastillas en contacto con los discos.
Source: Coches