La Serie 5 de BMW es una gran berlina que empezó su historia hace algo más de 50 años y que, generación tras generación, ha crecido en tamaño, mecánica, tecnología y seguridad para ser el elegante coche de representación que es hoy.
La octava entrega empezará a fabricarse masivamente desde el mes de julio, pero BMW nos ha dado la oportunidad de conocer en vivo una unidad preserie para hacernos una idea de cómo es y las novedades que trae consigo.
Lo primero que llama la atención es su tamaño, que ya supera los 5 metros, pero también su elegante estampa. Como es preceptivo cuando un modelo cambia de generación, son nuevos elementos tan identificables como la parrilla, los faros LED (adaptativos para la ocasión), molduras inferiores laterales, difusor trasero y las finas ópticas que iluminan y dan carácter a la zaga.
En las versiones deportivas “M”, los paragolpes y la parrilla son diferentes, y estas disponen de un contorno iluminado y barras horizontales en lugar de las verticales del resto de variantes.
El interior tiene un innegable ambiente prémium y está muy personalizado. La parte digital se encomienda a dos enormes pantallas digitales (de 12,3 y 14,9 pulgadas) curvadas y dispuestas en serie. La central integra el sistema operativo ID 8.5 de última generación, cuya interfaz se apoya en widgets (agrupación de aplicaciones) y “temas” específicos.
También cobra importancia la luz ambiental, que ahora puede ser estática y sútil si se elige el nivel Low o dinámica y más potente optando por la configuración High, la cual responde incluso al modo de conducción seleccionado.
Los pocos mandos que rodean a la pantalla de infoentretenimiento son táctiles, al igual que los de la consola central, donde coinciden con otros físicos rematados con elementos en cristal transparente para la gestión del cambio o del sistema de multimedia.
Como hemos podido comprobar, el espacio dentro es enorme en todas las plazas, y además dispone de un maletero muy profundo que ofrece 490 litros en las versiones eléctricas y 520 en las restantes.
Para todos los gustos
En julio se lanzarán las variantes microhíbridas y las eléctricas. Entre las primeras se podrá elegir entre la 520i gasolina de 208 caballos (desde 60.150 euros) y la 520d diésel con 197 caballos (desde 60.050 euros), ambas con el apoyo del sistema de hibridación ligera de 48 voltios y con una renovada transmisión automática Steptronic Sport de 8 velocidades. Gracias a su tecnología, se catalogan con la etiqueta Eco de la DGT.
No obstante, la gran novedad de la gama viene de las variantes i5 cien por cien eléctricas con etiqueta Cero. El primer escalón lo compone el BMW i5 eDrive40 impulsado por un motor de 250 kW (340 CV) que ofrece hasta 582 km de autonomía. Cuesta 76.750 euros.
El tope de gama es el rotundo i5 M60 con dos motores, 442 kW (601 CV) de potencia final y hasta 516 km de autonomía con una sola carga. Esta variante, que tiene un precio de 114.250 euros, permite al i5 acelerar de 0 a 100 km/h en solo 3,8 segundos y alcanzar los 230 km/h de velocidad máxima. Es, sin duda, una berlina con dotes de hiperdeportivo.
En una segunda fase de lanzamiento, ya que entrarán en producción a partir de noviembre, llegará el turno de las versiones híbridas enchufables o PHEV. La primera de ellas se corresponde con el BMW 530e de tracción trasera, cuya mecánica rinde 300 CV y ofrece hasta 102 km de autonomía eléctrica. Con 490 caballos de potencia final y cuatro ruedas motrices se sitúa el 550e xDrive, en su caso con un rango de 90 km en modo eléctrico.
Decíamos que el BMW había crecido en todos los apartados, y el tecnológico no iba a ser menos. La dotación en ayudas a la conducción es larga y completa, pero hay que destacar dos por encima de todas: el Highway Assisant, que permite conducir con manos libres, hasta 130 km/h, en autopistas y atascos (siempre bajo supervisión del conductor), y el asistente de adelantamiento, que con solo mirar al espejo retrovisor se “ordena” la maniobra (el sistema se cerciora de que puede hacerlo sin peligro).
Source: Coches