Los coches eléctricos necesitan menos mantenimiento que los vehículos con motor de combustión. La razón es que estos segundos tienen más piezas, más líquidos (como el aceite del motor) y más averías por desgaste que los eléctricos.
Sin embargo, esto no quiere decir que no sufran averías propias que afecten a algún elemento característico de su mecánica. Este tipo de daños suelen darse, sobre todo, en los componentes importantes (y caros) como la batería. La degradación de la pila es algo habitual en los modelos electrificados y muchas marcas ofrecen servicios y garantías para cubrir (o evitar el impacto económico) de estas reparaciones o sustituciones.
En línea con este tipo de roturas o desgastes, están los daños que puede sufrir la toma de carga de la batería de un coche eléctrico. Los fallos en la toma de carga se encuentran entre los más habituales de los vehículos eléctricos, según explican desde la aseguradora Caser. Eso sí, no son daños por degaste, sino que la mayoría están provocados por una mala manipulación por parte del usuario.
Averías que se pueden prevenir
Algunos de los gestos más comunes que pueden provocar daños o roturas en la toma de carga de un coche eléctrico son: tirar del cable con el que se carga sin haber liberado el bloqueo, golpearlo mientras está enchufado, manipular el conector del cable de una manera descuidada, forzar el sistema intentando que encaje o de cualquier otra manera, como intentando conectar cables que no corresponden.
La buena noticia es que cualquier tipo de avería de este tipo se puede evitar utilizando los cargadores y conectores adecuados, no forzando ninguno de los elementos y respetando las instrucciones e indicaciones del fabricante. Si el conductor tiene el cuidado suficiente, se podrán reducir los riesgos de estropear la toma del coche y, por consiguiente, una cara visita al taller.
Source: Coches