Mar. Nov 19th, 2024

Después de un largo viaje, en el que solo queremos aparcar y bajar del coche para descansar, es muy habitual y desconectar automáticamente el motor del vehículo, sin miramientos y sin ningún tipo de cuidado. Este gesto, tan común, es muy nocivo para la salud de nuestro vehículo y puede provocar graves averías en una de las piezas que más dinero cuesta reparar: el turbocompresor.

A día de hoy, la gran mayoría de los vehículos tienen turboalimentación, un sistema que comprime el aire que circula hasta el motor y que envía más oxígeno para mezclarlo con una mayor cantidad de carburante. Al elevar la cantidad de combustión, se obtiene un aumento de potencia y consumo mucho más eficiente.

Sin entrar en distinguir los diferentes tipos de turbocompresores, de manera general son mecanismos que funcionan gracias a una turbina que gira impulsada por los gases de escape. En el eje de la misma se fija un compresor centrífugo que se encarga de coger el aire que viene del filtro e introducirlo a presión en los cilindros.

Mantener la lubricación del turbo

Es en este proceso donde cortar la actividad del motor de golpe puede afectar gravemente a todo el sistema de turboalimentación. ¿Por qué? La respuesta es muy sencilla: cuando después de un viaje largo apagamos el motor de un coche, esta turbina del turbo seguirá girando por la inercia, pero no habrá aceite alguno que la lubrique, lo que puede acelerar su desgaste y posterior rotura. Si tenemos esta manía ya adquirida y siempre apagamos el coche de manera automática al estacionar, los rodamientos también podrían sufrir en exceso y todo el conjunto del motor se vería perjudicado.

Los más aconsejable por los expertos, independientemente del tipo de combustible que consuma nuestro coche, es estacionar y dejar el motor al ralentí durante al menos un minuto y mejor un par de ellos. Durante este rato, podemos ir recogiendo nuestros objetos del habitáculo y asegurarnos que lo dejamos todo ordenado y no olvidamos nada.

La razón de dejar el vehículo al ralentí es que el turbo siga estando correctamente lubricado para que los rodamientos de la turbina no sufran y la temperatura del motor se estabilice antes de pararlo. Así, se minimiza el desgaste de las piezas y componentes móviles, ayudando al vehículo a envejecer mejor y ahorrándonos, probablemente, reparaciones de más de 1.000 euros.


Source: Coches

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por admin